o. NYIAMANA:“ahora, en el hogar se valora la opinión de las mujeres y podemos educar con el ejemplo: niños y niñas crecen en entornos con menos conflictos familiares”
Ruanda es un país de contrastes. Ostenta el récord mundial de representación femenina en su Congreso con un 61,3% de escaños ocupados por mujeres, y cuenta con numerosas leyes que buscan la igualdad. Por ejemplo, la relativa a herencias, la ley para prevenir y combatir la violencia de género y la que establece 12 semanas de baja maternal.
Pese a ello, las mujeres ruandesas se enfrentan a situaciones diarias que convierten las estadísticas en papel mojado. Así, los niveles de violencia machistas en las escuelas siguen siendo elevados; el 24% de las mujeres del área rural no han acudido al colegio y, pese a la ley, siguen teniendo dificultades para acceder a herencias o a los bienes conyugales en caso de divorcio. Además, las mujeres ruandesas emplean cada semana 20 horas más que los hombres en las tareas domésticas, las tareas de cuidado y los trabajos comunitarios.
Medicusmundi Araba y medicusmundi Bizkaia colaboran desde hace más de dos décadas con organizaciones locales del distrito rural de Kamonyi de este pequeño país africano impulsando el empoderamiento de mujeres a través de cooperativas.
Odette NYIRAMANA es la presidenta de la cuyas actividades principales son la costura y la ganadería porcina; es, además, la animadora del Club de Higiene en GIHARA, su comunidad.
¿Qué supone la cooperativa para las mujeres y para la comunidad?
En la cooperativa nos reunimos un grupo de mujeres que tenemos los mismos problemas, las mismas inquietudes y objetivos. Nos juntamos para trabajar juntas, pero también para buscar, entre todas, soluciones a los problemas y compartir aprendizajes y experiencias. La cooperativa está constituida legalmente y es un espacio seguro en el que sentimos que todas nosotras tenemos los mismos derechos y oportunidades.
¿Qué os ha aportado a ti y tu familia ser parte de la cooperativa?
La independencia económica es evidente, porque en la cooperativa realizamos principalmente actividades ganaderas y de costura que generan ingresos, y periódicamente compartimos los beneficios obtenidos.
Además participamos en formaciones que nos han servido para adquirir nuevas habilidades de gestión, de cultivo, etc. que aplicamos en el desempeño de nuestro trabajo. De esta forma, se vuelven más rentables.
Todo esto nos ayuda a mejorar las condiciones de vida de nuestras familias: pagamos la Mutuelle de Sante (acceso a asistencia sanitaria básica), podemos comprar ropa y zapatos, materiales y equipos en la casa y pagar las cuotas escolares, por ejemplo.
¿Cuáles son los principales aprendizajes de este proceso?
Muchos. Tal y como dije antes, en la cooperativa hemos participado en muchas formaciones y talleres en diferentes ámbitos. Por ejemplo, formaciones sobre gestión de la agricultura, horticultura, pequeña ganadería, costura, etc. lo que redunda en la producción; también hemos aprendido la técnica de fabricación de jabones y sanplast. Además, hemos participado en formaciones que nos han ayudado a avanzar como personas y mejorar nuestro nivel de vida, con talleres sobre equilibrio y promoción de género, sobre derechos humanos, resolución de conflictos y nutrición infantil. Actualmente, por ejemplo, estamos participando en un proyecto de promoción de la higiene y el saneamiento y entre las actividades se encuentran los Clubs de Higiene.
¿En qué consisten dichos Clubs?
Son plataformas populares de divulgación y aplicación de la estrategia nacional de promoción de la salud comunitaria centrada en la higiene, el saneamiento, la salud ambiental y el respeto al entorno como por ejemplo la gestión de residuos domésticos, el correcto lavado de manos, higiene en cocinas y letrinas y otras medidas para evitar enfermedades relacionadas con el tema del agua
¿Participáis activamente a nivel de la comunidad en la toma de decisiones?
Sí, existe una participación real en la comunidad; algunas mujeres de la cooperativa son ahora líderes a nivel comunitario. Es el caso de dos compañeras que tiene responsabilidades específicas en la comunidad. Una, como responsable de salud y otra, como líder de la ISIBO (organización comunitaria de los pueblos).
¿Las mujeres sentís que respetan vuestros derechos?
Sí. Ahora conocemos y entendemos nuestros derechos, gracias a las formaciones. Y ahora vemos dónde y cuándo no se respetan y podemos intervenir. También hemos avanzado mucho en la participación activa y voluntaria y en la toma de decisiones sin ninguna discriminación.
En el hogar, ¿se han producido cambios?
Ahora en nuestros hogares se nos escucha y se valora nuestra opinión. También se educa con el ejemplo, puesto que nuestras hijas e hijos crecen en un contexto en el que hay menos conflictos familiares, más diálogo y con madres que se incorporan a actividades fuera del ámbito doméstico. Pese a estos avances, el reto todavía es muy grande en el tema del reparto equitativo de tareas domésticas y de cuidado y también en el manejo de medios de transporte (carros, bicis, motos y automóviles)…
El 8 de marzo es el Día de la mujer trabajadora, ¿Cómo celebráis vosotras ese día/ – March 8th is Working Women’s Day, how do you celebrate this day?
Este año, la celebración del 8 de marzo tuvo un componente muy emotivo puesto que era la primera vez que se volvía a celebrar desde la irrupción de la pandemia. A pesar de las ganas de compartir con muchas personas, se decidió hacer un encuentro más íntimo en la sala común de la cooperativa TUZAMURANE, en el que participaron 62 mujeres.
En este encuentro, además de la tradicional comida ruandesa, se llevó a cabo una obra de teatro sobre las tareas de higiene y saneamiento que habitualmente realizan las mujeres y sobre la necesidad de romper con los roles y promover un reparto equitativo de las tareas domésticas entre mujeres y hombres que fue seguida de un intercambio de testimonios de las participantes. La ceremonia terminó con música y bailes que sirvieron para compartir la felicidad del encuentro y de la sororidad creada entre todas las asistentes.